No gritaré viva la muerte
… "Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia.”
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“Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados”
M. de Unamuno
No gritaré viva la muerte como los fascistas españoles.
Pasaban pocas horas de la muerte de Pinochet, y las llamadas caían en mi teléfono, del Jornal de Noticias de Oporto me piden por vía radio que comente. No sé si mis palabras fueron las justas, dije lo que tenía que decir; lamento la muerte biológica de Pinochet porque ella se sobrepuso a la muerte política que él merecía. No querría prolongar su agonía física de 13 enfermedades que lo aquejaban, diabetes gota, senilidad, etc… la muerte no nos debe alegrar. Me apena la injusticia, una muerte que vino demasiado temprano para alguien que no la merecía, antes de pagar ante la justicia nacional e internacional por sus crímenes.
No me admiran las celebraciones en Santiago de Chile, también las vi y las recuerdo en España hace algunos años atrás. Las que se hicieron cuando murió Franco en la fecha de su óbito, pero pasado un año de su muerte apenas media docena de gatos viejos con una pata levantada en grotesco saludo fascista/falangista al sol débil de Madrid, recordando toscas figuras esperpénticas dignas de Valle Inclán, se acordaban del villano.
También recuerdo que en la tarde del 11 de Setiembre de 1973, cuando se anunció la muerte de Allende en la Moneda, las señoras y los señores de derecha, aquellos que siempre fueron tan democráticos, tan democráticos como para empuñar la bandera del golpe de estado, bebían en la calle frescas copas de champaña, ellos que días antes no tenían qué comer y que golpeaban con furia rock las ollas “vacías” de sus despensas.
Estaba preso cuando supe de la muerte de Neruda y recuerdo como esa noche fue diferente, apenas sus versos me retiraban de la celda…” puedo escribir los versos mas tristes esta noche, la noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos “
La poesía me salvó, como me salvó el teatro, y pasadas tantas y tantas peripecias, el joven que era yo destinado a morir en ese septiembre chileno de 73 no murió, como no murieron sus ideas, ni su teatro, ni las ideas que él tenía del mundo; que éste seria un mundo mejor y que algún día todos los hombres volverían a ser hermanos…
El frío del norte de Europa no cambió mis ideas, ni cambió mi forma de pensar, a pesar de todo confió en la humanidad y sigo creyendo en el teatro y en la cultura como forma de avance para la sociedad y el hombre, por eso continuaré a luchar y continuaré a pedir que los crímenes no queden impunes… si España nos dio la lengua, y nos dio un Cervantes, y un Quevedo y un Lorca y toda una poesía magnifica que se prolongó en nuestros poetas nacionales , también nos dio un juez que contrariando los intereses políticos internacionales arrestó al dictador y lo sometió al juicio internacional del cual no pudo escapar durante un tiempo. En esos meses en que el general estuvo preso en Londres, el país fue más libre y fue más feliz y fue más Chile, una pequeña y pobre república de América del Sur que ostenta en su escudo nacional uno de los más orgullosos y más severos lemas latinoamericanos ; “Por la Razón o la Fuerza”… la fuerza se impuso sobre la razón durante el golpe militar, pero los militares nunca pensaron que la razón de Allende, su alta figura de hombre de estado habría de abrir nuevamente las alamedas de Santiago, las alamedas abiertas por la razón y la justicia que poco a poco rescatarán el Chile perdido durante los años de la dictadura, el verdadero, Chile democrático.
Cito aun a Unamuno: "Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta…”
Roberto Merino Mercado
Diciembre de 2006/oporto
